QUIRÓS (ASTURIAS): EL TERRITORIO MÁGICO (PRIMER DÍA)
Por: Jorge Bermejo
NB: Antes de contar al ávido lector como es este lugar asombroso sepa que no es destino para hacer turismo al uso.
A menos de cincuenta kilómetros de Oviedo (Asturias) llegamos a un Territorio Mágico dominado por las grandes peñas que lo circundan envolviéndolo entre mimosos brazos calizos. Un valle resguardado del frenético ritmo de la sociedad, que se abre cuajado de castaños y avellanos, de míticos tejos (1) y robustos robles (rebollu) y con el letargo remoto de los últimos espacios que quedan para perderse y sencillamente respirar.
Ante nosotros se abre una parte del reino de Les Xanes, ninfas que nos observan desde la espesura, que solo habitan en bosques frondosos, vivos y hermosos, con aguas cristalinas donde reflejar su belleza, el hogar de aquellas que no te abandonarán mientras permanezcas bajo su mirada protectora.
Prácticamente a la entrada del Concejo (2) de Quirós nos recibe el embalse de Valdemurio, primer lugar donde el viajero podrá poner pie en tierra para descansar. El área que lo rodea está habilitada y dispone de dos bares, uno de los cuales es nuevo y posee una magnifica terraza con vistas al pantano. El otro bar se integra en el complejo que el ayuntamiento habilitó con un servicio para alquiler de piraguas, bicicletas y equipos de escalada (3). Descansará el viajero los sentidos si es día soleado tanto como para observar en la montaña, hacia la pared de la escuela de escalada, como diminutos puntos ascienden por las vías marcadas en las impresionantes murallas naturales. En la lejanía los montañeros mantienen muy viva la tradición escaladora que ha marcado y dado fama a este lugar desde hace mucho tiempo.
De Valdemurio sigo el camino arrumado por el río Quirós, un remanso truchero que articula desde la antigüedad la vida en el valle con una identidad tan propia que cambia su nombre al abandonar el concejo para convertirse en Trubia.
El sol abrió con ganas hace cinco minutos y la Senda del Oso me ofrecerá sombra hasta Arrojo (Arroxo). La mañana agradece refrescarse en su albergue, una vieja escuela que tras ser rehabilitada es ahora refugio de esquiadores de travesía, montañeros y excursionistas con niños que corretean por los pasillos marcando el paso entre carreras. Coque nos recibe a la entrada; este magnífico montañero es el responsable del albergue y un profundo conocedor de la comarca. Entre risas y saludos me cuenta su última aventura en bicicleta por Cuba. Es de esas personas con las que sabes cuándo comienzas a hablar pero desconoces cuando acabarás por eso me temo que echaré rato con él hasta la hora de comer. Una historia se encadena a otra, una aventura a otra experiencia nueva y el tiempo pasa sin darte cuenta. Con la mañana avanzando y esa extraña sensación de disponer de todo el tiempo del mundo hablamos y hablamos sentados fuera, frente al extenso prau (4) en el que aterrizan los parapentistas que se lanzan desde el Gamoniteiru, a nuestra izquierda, o desde los altos a nuestra derecha. Dicen los que son aficionados que quizás es más peligroso el salto desde este último lado por las térmicas y los picos cercanos, lo desconozco.
Antes de despedirme pregunto por el bueno de Mon, otro de la montaña, un experto conocedor que hizo de su afición un trabajo y con el cual he disfrutado algunas correrías de cuerda y ochos por encima y por debajo de la tierra. Sencillamente es alguien que inspira confianza en momentos de alta tensión.
A la hora de marcharme retomo el camino. De nuevo en la Senda me dejo envolver por la espesura que me rodea, el río sigue a mi izquierda y no me abandonará hasta mi siguiente parada: Bárzana, la capital. El Quirós la acaricia en perfecta simbiosis con el entorno.
No hago planes para el resto del día, no tendría sentido teniendo tanta gente a la que saludar...
(1) El tejo (teixu) más viejo de Europa vive aquí.
(2) Los Conceyus son una denominación de los aytos. y divisiones administrativas
(3) Con escuela incluida.
(4) Prado.
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