lunes, 27 de diciembre de 2010

Leyendo entre líneas

NOTAS SOBRE LA OPERACIÓN ARGELINA CONTRA AQMI
Por: Jorge Bermejo

Ayer se produjo una noticia de esas que apenas destacó en nuestros medios de comunicación. Estos, absorbidos por las fechas navideñas y los problemas internos, se hicieron el justo eco sobre un hecho que debe tener una lectura entre líneas. Me estoy refiriendo al ataque que el ejército argelino ha realizado al este de su país sobre un “campamento” de AQMI (Al Qaida del Magreb Islámico), la atareada rama de esa organización en el área del Magreb y el Sáhel.
De nuevo, y de esta manera, ambas zonas situadas a las puertas de España, y por tanto de Europa, vuelven a ocupar un titular que nos debe llevar a la reflexión, especialmente sobre la franja sahelita que parte el continente africano por el norte. No perdamos de vista este asunto y hagamos prevenciónpor el interés de todos.
Por supuesto, debemos tener en cuenta que la noticia se acaba de producir y, por lo tanto, esto acota cualquier análisis de información dentro de los límites de la provisionalidad, pero cabe advertir que la relativa importancia de su difusión no solo viene marcada por las mencionadas fechas navideñas, sino que radica también en el grado de importancia de la operación llevada a cabo, en este caso menor dentro de su contexto.

Nos encontramos ante una más de las múltiples operaciones (denominadas en algunos círculos como “de castigo”) que viene realizando el ejército argelino contra bases de apoyo al adiestramiento de AQMI y los activistas Salafistas que se entrenan en estos “refugios”.
En este sentido y siguiendo las informaciones que remiten las autoridades argelinas o las agencias internacionales de prensa, se puede observar que las instalaciones atacadas serían una base secundaria de apoyo con capacidad más bien provincial, lo cual no resta importancia al operativo armado que ha concluido, por ahora y de manera oficial, con ocho muertos, entre ellos un conocido y veterano combatiente islamista con mando regional.
Incluso se reportan datos indicando que podría tratarse de una base que se encuentra actualmente en desuso, lo cual no descartaría la presencia física terrorista en el momento del asalto.

Precisamente la presencia usual de AQMI en la zona multinacional del Sáhel está plenamente documentada, y es conocido su perfecto asentamiento. Por ello no debemos engañarnos con la importancia de lo que se está gestando allí. Es un proceso que si no se acomete debidamente y a tiempo se puede desbordar y salpicar gravemente a Europa y al resto del mundo.
En este sentido, cobra importancia el caso español, que es bastante más particular por tener historia y cultura compartida o ser puerta y puente entre continentes y pueblos. Por eso no debemos nunca bajar la guardia sobre aquel territorio no tan lejano que poco a poco pasa de ser área problemática en gestación a realidad problemática, inminente y real. Por ello la información previa y el conocimiento sobre cada circunstancia son imprescindibles.
Nosotros debemos permanecer vigilantes, además, porque Ceuta, Melilla y algunas islas y peñones de la franja mediterránea africana son España, o porque los salafistas, uno de los actores más activos, combativos y peligrosos de la estrategia islamista para la reconquista de Al Andalus, están muy presentes en Magreb-Sáhel y España. Aquí ya se han instalado algunos grupúsculos y células integristas durmientes, principalmente de corte salafista, que, por ahora hacen trabajos de reclutamiento, expansión y logística.
Así pues nos encontramos en un país de primera línea respecto a este asunto (no olvidemos que las autoridades de EE.UU ven a Barcelona como la capital del integrismo en el Mediterráneo europeo) y, por tanto se debe crear un clima de concienciación para trabajar en la seguridad tanto a nivel institucional como social de forma que, en este último estamento el ciudadano perciba que esta forma de terrorismo dista mucho en cuanto a contundencia, formas de actuación, complejidad de detección y valores de la vida de aquella a la que nos tiene acostumbrada la organización de corte independentista ETA.

Pero, ante este panorama, ¿hay coordinación en la lucha común?. La respuesta es NO la que debiera y la prueba de ello es la penetración y asentamiento paulatino de AQMI en Sáhel y Magreb. Uno de los motivos viene marcado por las relaciones entre los países vecinos o cercanos que componen aquel marco geográfico.
Ahora ha sido Argelia quien ha actuado, pero antes fue, entre otros y por ejemplo Mauritania, uno de esos estados tan difusos que se confunde entre fallido y extremadamente débil. Durante una de sus últimas operaciones contra AQMI se encontró con todas las reticencias del mundo a la hora de recibir ayuda (en los operativos) por parte de Argelia.
Todo apunta que este último país ha efectuado operaciones similares, como la de ayer, sin coordinación vecinal. Esto demuestra donde hay una grieta más en el muro de contención sahel-magrebita. En un asunto global como el que nos ocupa no se deben tomar decisiones que pueden variar los vectores de la forma maestra común sin ponerlas en conocimiento de posibles aliados para la evaluación de importancia, apoyos y consecuencias.
Más allá de nuestras fronteras el problema es abordado con lógica preocupación si bien es preciso agilizar visiblemente todos los procedimientos. Dentro del marco de actuación de la política internacional en materia de terrorismo no debemos olvidar que la propia OTAN se encuentra en proceso de remodelación de sus doctrinas y estrategias, una de las cuales, sin duda entre las protagonistas, abarca la lucha contra el terrorismo internacional. Para ello se deben reactivar, sin minusvalorar o rebajar, los grados de cooperación internacional y multisectorial o dar gran peso específico al diálogo multicultural, especialmente en el ámbito mediterráneo.
Con todo ello es evidente que se debe promocionar la comprensión y la comunicación entre los países afectados, ya que las profundas diferencias entre ellos en la generalidad se transmiten, como vasos comunicantes, a las imprescindibles relaciones en materia de lucha anti-terrorista. Las instituciones y países que encabezan esta línea de trabajo deberían, de alguna manera efectiva, forzar lógicamente la colaboración entre países afectados.
Igualmente, se debe acrecentar y reforzar bajo supervisión internacional la colaboración,  que en materia de seguridad y ejércitos, deben recibir determinados países más avanzados con aquellos zonales que poseen un ejército mal equipado y adiestrado (véase de nuevo el caso de Mauritania) para evitar que aquellos que se encuentran en primera línea de fuego no se sientan desprotegidos o carentes de lo mínimos materiales imprescindibles para actuar de manera efectiva.

Como conclusiones observaremos que prácticamente todo se reduce a la comunicación, la comprensión y la cooperación como vehículo de vinculación y efectividad. A pesar de las capacidades y medios aplicables, las convulsiones políticas se van a seguir produciendo y aumentando. Conocemos el escenario, los actores y (poco a poco) también el papel de cada cual, así que nadie debe sorprenderse en el futuro de los sucesos que acontezcan.